Puedes tenerlo todo.

Así que no te preocupes, simplemente disfruta de tus nuevos dispositivos, actualiza todos tus programas a su última versión, tienes un pc ideal para jugar, una buena tarjeta gráfica de última generación, y si no es de última al menos una decente que te permita jugar a tus títulos favoritos, añade oooooh si nene que bien suena ese sistema de audio, la experiencia inmersiva es de las que te gustan ¿que más necesitas? Ah si, un buen monitor, de esos que parezca que estás en una sala de cine, panorámicos ¿porque no? De esa forma no perderás ni un detalle de lo que suceda en la pantalla, también habría que añadirle un buen mouse de esos de colores, con cable eso si, al parecer en el mercado colores y inalámbricos no es una idea acaba de pulir pero eh, control total con docenas de opciones para un control total, y por supuesto un teclado igual de colorido, de esos que tienen colores y los puedes personalizar, oh si, lo último de lo último, así que vayamos al siguiente paso.

Ya, ya tienes el último modelo de smartphone, un modelo decente con pantalla infinita, un smartphone con una gran memoria para añadir fotografías que rara vez utilizarás pero eh, el “por si acaso” es una respuesta totalmente valida aunque no tenga mucho fundamento, a no ser que te dediques al mundo del diseño gráfico, ahí ya la cosa cambia. Tienes una cámara brutal, capaz de captar hasta el más diminuto de los detalles, estabilizador, buen zoom, la cámara de las cámaras. Todo ello acompañado por unos auriculares Bluetooth, si de esos que como te quedes sin batería te quedas sin poder escuchar música.

A todo eso añade un buen televisor, ideal para dormirte a los cinco minutos después de haberte pasado una hora buscando algo, ¿ponemos también un robot aspiradora? Pues lo ponemos, ya de paso ¿coche? No vamos a tirar por lo alto pero eh, algo decente que te aporte independencia en una ciudad cargada de coches y donde tendrás más atascos que libertad, un robot inteligente ¡Alexa pone música!.

Ahora coge tu smartphone, date la vuelta y apunta a la persona que tengas al lado, quizás te estés dando cuenta que lo puedes tener todo pero lo siento, no tienes nada…

Nos hemos habituado a un estilo de vida donde priman las máquinas, donde priman los dispositivos, estamos acostumbrados a vivir y usar todo tipo de aparatos que, en teoría, deberían facilitarnos la vida. Y nadie dice que no, sería absurdo negar que algunos de esos aparatos nos facilitan la vida en cierta medida, al fin y al cabo el ser humano es una especie tan absurda que solo ella es capaz de dificultarse las cosas en lugar de solucionarlas. Vivimos en un mundo de constantes avances tecnológicos pero del mismo modo nos hemos olvidado de lo más importante: nosotros mismos.

Dicen que el ser humano es una especie sociable, que necesita estar con los demás, pero hemos demostrado que preferimos estar con una máquina antes que con una persona, hemos llegado al punto tan absurdo que la gente a dejado de hablar con personas para hablar con una máquina programada por una persona que ni nos conoce ni le importamos lo más mínimo. Quizás la tecnología haya acortado las distancias, decir que no sería negar una realidad más que evidente, pero del mismo modo hemos distanciado a las personas, hemos levantado muros allí donde no los había, hemos vendido nuestra privacidad para que esta esté al cargo de una máquina.

Puedes actualizar todo lo que quieras tu equipo, tu smartwatch, tu smartphone, tu pc, tu tablet, todo aquello tecnológico cuanto esté en tu mano, pero no puedes actualizar a las personas, estas avanzan con o sin ti, igual que tú avanzas sin ellas, la gente no hace un downgrade como puedes hacer con tus equipos, la gente se va llenando de cicatrices y estas enseñan, pero lo hacen para avanzar, y tú formas parte de esas personas que avanzan, unas veces mas rápidamente que otras pero lo haces, no puedes actualizarte a una nueva versión y eso, lejos de parecer triste, es lo mejor que te puede pasar, eres una versión renovada de ti pero con el conocimiento adquirido a lo largo de los años.

Pero hemos optado por priorizar las máquinas, podemos convivir con ellas pero ¿sabemos? Me atrevería de decir que algo que no, al fin y al cabo hemos optado porque ellas tomen el control de nuestras vidas en lugar de tomar nosotros el control sobre ellas.

- Pero no puedes vivir sin tecnología – Se puede pensar.

Déjame mostrarte algo:

- Puedes coger una guitarra española...y siempre habrá alguien que te escuche

- Puedes coger un lápiz y un folio...y siempre habrá alguien que admire tus dibujos.

- Puedes coger un bolígrafo y un papel...y siempre habrá alguien que lea tus cartas

No es algo complicado, pero simplemente hemos optado por priorizar la máquina antes que la persona. Nuestro tiempo está dirigido hacia ellas, tenemos cinco minutos y vamos corriendo a ver Tik Tok, a ver las nuevas publicaciones de Instagram o que se mueve por Twitter, olvidamos que no estamos solos aunque nuestras pantallas nos hayan aislado del todo, creemos estar acompañados pero estamos solos en medio del mundo.

Admiramos un cielo estrellado, probar un plato bien elaborado, admiramos un cuadro pintado a mano, disfrutamos la belleza de una estatua creada con las manos, nos sentimos fascinados ante la belleza de un edificio, disfrutamos como críos caminando por la montaña pero hemos optado por quedarnos en casa con una pantalla delante, solos ante un mundo tecnológico, erase una vez una calle donde los teléfonos móviles sacaban a pasear a las personas.

Quizás no esté de más valorar más a las personas, puedes reemplazar un dispositivo pero nunca una persona. Déjame decirte una verdad que duele: las cosas que más quieres están guardadas en tu corazón no en una nube virtual, y esas “cosas” tienen nombre y apellidos, una vez marcharon y nunca más volviste a saber de ellos, seguiste con tu dispositivo pero no con esa persona a la que tanto apreciabas. Puedes tener todos los dispositivos del mundo pero si no tienes a nadie lo siento...no tienes nada.