Quizás lo hayamos permitido…

Así que vamos a excusarnos en “libertad de expresión”, concepto el cual solo es válido cuando a nosotros nos conviene. Así que no nos extrañe que estemos creando una juventud cuyos valores vienen determinados por lo que diga un personaje al que la sociedad, por decir que hace algo, decide llamar influencer, un termino creado e inventado para hacer creer que es una persona hace algo cuando la realidad es bien distinta, siempre sin generalizar pero tampoco apuntando muy alto.

Porque al fin y al cabo hemos dejado que los jóvenes, y me atrevería a decir que también los no tan jóvenes, se han dejado influenciar por personas cuya moral puede ser cuestionada, gente que sin más miramiento que la de “ser famoso” hace y dice autenticas salvajadas las cuales son vistas como válidas y dadas por buenas por una juventud que consume contenido sin cuestionarse el que está consumiendo realmente, al fin y al cabo le estamos ofreciendo ocio pero que eh, si entre medias metemos alguna idea absurda cuya base científica es nula pero que daré por buena, la gente que sigue a estas personas no contrasta ¿recuerdas? Consumen, no se preguntan el porque.

Y de acuerdo, cada persona debe elegir que seguir o a quien escuchar, una muestra clara de inteligencia es aceptar y escuchar ideas distintas a la tuya pero no añadirlas a tu vida. Pero vivimos en una sociedad donde una persona llamada Influencer dice algo sin substancia alguna y eh, como nos divierte lo damos por válido, la gente necesita estar entretenida, no pensar, pensar aburre ¿verdad? Porque si piensas cuestionas y si cuestionas aprendes, pero vivimos en una sociedad donde lo queremos todo y lo queremos ya ¿para que esperar? Y los Influencer son esa especie de mesías del entretenimiento que acaban arrastrando legiones de seguidores, luego estos serán usados como armas arrojadizas para atacar a aquellas personas que han cuestionado a su líder, todo a través de una pantalla, no vaya a ser que con el cara a cara se encuentren alguna idea contrastada y se encuentren de frente con la realidad.

Pero ¿hemos fracasado como sociedad? Debemos reconocer que hemos tenido que caer en el lodo para aprender por donde caminar. Hemos permitido que gente llamada Influencer difunda ideas sin fundamento alguno, gente que a mayor numero de seguidores se creen valedores de la verdad, y el peligro no está en ese Influencer, está en no pararlo a tiempo, porque a mayor tiempo expuestos mayor numero de seguidores y ¿recordáis? Estos actuarán como escudos. Porque al fin y al cabo ¿que es un Influencer? ¿Alguien que influye? Asusta pensar que algunos de estos Influencer suelten autenticas salvajadas y otros las den por válidas.

Que hayamos caído en el lodo implica que sepamos que hay ahí, por suerte parece que la sociedad va despertando comprendiendo el verdadero poder de las redes sociales o cualquier otro lugar donde se comparta contenido, al fin y al cabo aunque nunca salga en grandes listados, Youtube también es una red social y ahí encontramos la base de los Influencer aunque este sea un termino que se haya movido hacia plataformas más estáticas como Instagram. Por suerte hemos aprendido a diferenciar gente que crea contenido sin hacerse llamar Influencer a otros que si haciéndose llamar Influencer, la diferencia entre unos y otros es que unos tratan de entretener y divulgar, los otros simplemente hacen ruido.

Resulta curioso como si cogemos el núcleo más numeroso de Influencer vemos como estas son personas con una estética determinada, que posan y comparten su día a día ….¡ostrás que fuerte, se come una tostada para desayunar como cualquier otro mortal! Pero resulta curioso como si luego miras a tu alrededor ves como las personas ni comparten físico ni usan esos modelitos, quizás habría que mirar con cierta barrera social al mundo de la moda y su silencioso movimiento para que un Influencer con miles de seguidores (de los cuales no sabrá ni el nombre...incluido los bots) y una estética social aceptada, usen sus modelos. Cuando esos Influencers comparten ideas sin contrastar se convierten en un peligro al ser dadas como aceptable o verdaderas por sus seguidores. Y si les ataca siempre resulta curioso como meten la excusas de “solo quiero ayudar”, vamos a ser buenos de cara a la galería no vaya a ser que pierdan patrocinadores.

Las personas que verdaderamente quieren ayudar ni muestran su rostro (a muchas personas nos viene el nombre un Influencer enmascarado que sorprende por su buen hacer y sus nulas ganas por ser reconocido) y desde luego no soltarán según que opiniones para que sus seguidores las den por válidas. Pero hemos permitido que seres llamados Influencer intenten mover las masas con ideas sin contrastar y con la única intención de llenar sus bolsillos, algo que está claro que no deberíamos haber permitido, quizás el mundo debería mostrar que es más efectivo el silencio de la acción antes que el ruido de la ignorancia.